En una carta abierta, Amnistía Internacional exhortó a las presidencias de varios países sudamericanos a que "intensifiquen sus acciones para extinguir los incendios forestales, redoblen sus esfuerzos para abandonar los combustibles fósiles y transformen el modelo actual de agricultura industrial". La organización también hizo hincapié en la necesidad de proteger los territorios de los Pueblos Indígenas y ofrecer garantías a quienes defienden el medioambiente.
La situación actual es alarmante, con millones de hectáreas en llamas en la cuenca del Amazonas y otros ecosistemas vitales. Argentina se encuentra en el punto de mira debido a su estrategia energética, que depende excesivamente de combustibles fósiles y continúa emitiendo permisos de exploración en sectores críticos.
El último informe señala que en agosto y septiembre de 2024 se registraron más incendios que en años anteriores. Se estima que solo en la cuenca amazónica ocurrieron alrededor de 50,000 incendios. El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE) reporta que Brasil lidera el conteo, con un 71,9% de los incendios, seguido por Bolivia con un 11,2%.
En septiembre, el 60% del territorio brasileño estuvo cubierto por humo generado por estos incendios, mientras que se han quemado más de 11 millones de kilómetros cuadrados desde principios de 2024. En Bolivia, se declararon emergencias nacionales debido a los devastadores efectos de los incendios, que arrasaron cuatro millones de kilómetros cuadrados.
Amnistía Internacional también subrayó la necesidad de abordar las causas estructurales detrás de los incendios. “Abordar de inmediato las causas estructurales de los incendios forestales” es uno de los puntos que la ONG considera prioritarios. La deforestación y la expansión de la agricultura industrial se han convertido en factores determinantes en esta crisis.
Los incendios están causando enormes emisiones de dióxido de carbono, lo que agrava aún más el cambio climático. Además, la falta de medidas adecuadas de los gobiernos ha permitido que estas prácticas destructivas continúen.
En Colombia, en solo septiembre, se perdieron más de 19,000 kilómetros cuadrados de bosque nativo. Ecuador y Paraguay también reportan cientos de incendios, afectando gravemente la biodiversidad. En Perú, 22 de los 25 departamentos están enfrentando incendios activos, lo que ha llevado a la muerte de al menos 18 personas.
Amnistía Internacional concluyó su declaración instando a los gobiernos a adoptar urgentemente políticas de conservación de los bosques. Es fundamental que estas políticas se desarrollen con la participación plena de las comunidades afectadas y que se prohíban prácticas abusivas.