Por Franco Alinovi
"Dios duerme en la piedra", de Mike Wilson: ¿adónde ir cuando ya no hay nada?
La novela del escritor estadounidense-argentino editada hace pocos meses por Fiordo narra, con formidable austeridad, las desventuras de un vaquero solitario en un mundo que agoniza.
27 de octubre de 2023 - 17:05
Un hombre cabalga por valles y montañas desoladas sin rumbo aparente. Lleva un rifle, un revólver, un odre con agua, una manta y poco más. No sabemos con exactitud qué tiempo habita, pero sí que tuvo un pasado bien distinto a estos días de penuria y soledad. ¿Huye de alguien o algo? Esta es la pregunta que seguramente se hará el lector en las primeras páginas de Dios duerme en la piedra, novela del escritor estadounidense-argentino, radicado en Chile, Mike Wilson, editada este año por Fiordo.
La lectura avanza, aquel interrogante persiste pero aparecen algunas certezas. Las jornadas del protagonista son casi idénticas, pudiendo resumirlas así: viaja a caballo, se detiene para comer algo, hace una fogata y se duerme. Además, no está tan solo, ya que en sus travesías queda a merced de cualquier encuentro fortuito e inoportuno. Se mueve sin compañía, está claro, pero en el camino suele cruzarse con otros nómades o tribus que pugnan por sobrevivir, como él, en una tierra en ruinas.
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Dios duerme en la piedra es un western apocalíptico donde su protagonista, alma errante y convaleciente, vive doblemente hostigado; primero, por las pesadillas que le recuerdan que tuvo un pasado mejor (¿acaso fue feliz y no pudo advertirlo?); y segundo, por un fantasma mucho más cruel, la religión. Profundizar acá sobre cómo operan esos tormentos en la existencia del vaquero sería revelar, innecesariamente, cuestiones medulares de la trama. Solo se puede decir que ante una u otra situación, la reacción es la misma: escapar.
Escrita de manera soberbia, sin vicios narrativos a la vista (como podrían ser la grandilocuencia o los diálogos rimbombantes presentes en muchos relatos apocalípticos), la novela de Wilson parece estar en sintonía con la parquedad de su personaje central; proporcionando información a cuentagotas, logra construir una historia absorbente. Ya se sabe, a veces menos es más.