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Celebración de amor: Fito y los 30 años de un disco que marcó a muchas generaciones

Arrancó el día con una buena noticia: recibió tres nominaciones a los Grammy pero, en realidad, eso es historia para otra nota. Ahora nos centraremos más en lo que fue su noche: llena de magia y emociones fuertes, rock y un público que le dio su corazón entero para festejar el aniversario de El Amor después del amor.

Foto prensa: Rodrigo Alonso

Salió el 1 de junio de 1992 y no recuerdo bien en qué año fue pero lo recibí en su versión cassette para una Navidad. Lo que sí recuerdo con claridad es que en diciembre de 1994 cantamos Brillante sobre el Mic en el patio del colegio porque nos egresábamos de la primaria: "Hay recuerdos que no voy a borrar, personas que no voy a olvidar". Eso a dos años de su estreno, nada más. Se podría afirmar que fue casi nada lo que necesitó El Amor después del amor para convertirse en un clásico, para ser ese disco que está en todas las casas. Fue el más vendido en toda la historia argentina y por eso la fiesta por sus 30 años también tendrá su lugar en la memoria colectiva.

"No sé qué significará esto pero seguramente algo lindo que pasó en nuestras vidas y que no queremos olvidar", dijo el mismísimo Fito Páez ante un Movistar Arena repleto de gente, con localidades agotadas (tal como la que tendrá esta noche y las que llegarán el 25, 26, 29 y 30 de septiembre, y las citas del 7 y 8 de noviembre). Está todo vendido y quien no se aseguró de un lugar posiblemente lo lamente.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Todo comenzó con una pantalla en rojo y la pista de la canción que le da nombre al disco: sin que nadie tocara nada se escuchó lo que todo el mundo esperaba. Esto generó expectativa, tensión, sorpresa. Fueron subiendo Diego Olivero para tocar el bajo; Gastón Baremberg, la batería; Juan Absatz, en teclados y coros; Juani Agüero con su guitarra eléctrica, acompañado por Vandera en acústicas; Mariela “Emme” Vitale en coros; y el trío de vientos conformado por Alejo von der Pahlen (saxo alto y barítono), Manu Calvo (trombón) y Ervin Stutz (trompeta y flugelhorn). La banda quedó armada y en un momento clave del tema entró él para despedir a la pista: a partir de ese momento todo lo que escucharíamos -bien fuerte- sería la intensidad de una ejecución ensayada, preparada especialmente. 

Hubo tramos en los que Fito le dio la espalda al público para dirigir su propia orquesta, como esos maestros del Teatro Colón, y otros en los que se permitió hablar a corazón abierto dedicándole canciones a sus dos musas: Fabi Cantilo, quien estaba previsto que cantara en cuatro temas pero que se quedó en alguno más de yapa, y Cecilia Roth, que vio todo el concierto pegada a la valla. Les tiró flores todo el tiempo con la palabra pero también las materializó en dos ramos hermosos. El Movistar Arena fue testigo de ese "amor" que tiene con sus ex "después del amor" compartido. 

El rosarino, uno de los artistas más icónicos de nuestro país, eligió rendir homenaje a la obra en su forma más completa y por ello la interpretó completa y en el mismo orden del disco. 

Foto Télam

Separó su presentación en tres actos que fueron marcados por una breve pausa utilizada, incluso, para cambiarse sus trajes de color. La puesta en escena fue limpia para darle protagonismo a las canciones, al encuentro. Solo en Brillante sobre el mic el público prendió las linternas de sus celulares y el estadio se convirtió en un lugar mágico lleno de "bichitos de la luz" que el propio Páez propulsó y que fue un impasse entre tantas otras partes de la noche en las que los y las presentes saltaron sin parar. 

Sonó el disco que está de cumpleaños pero también sumó unas diez canciones más anteriores y posteriores a El Amor: El diablo de tu corazón, Al lado del camino, 11 y 6, Lo mejor de nuestras vidas, Yo vengo ofrecer mi corazón, Circo Beat, Ciudad de pobres corazones. Y justo antes de los tres bises el público entonó uno de los cantos de hinchada más hermosos: "Y dale alegría a mi corazón". Fue espontáneo e imparable, poderoso como un mantra, y el comienzo de una despedida tras casi dos horas de show. Después de eso Fito, vestido de rojo, entonaría Es una cuestión de actitud, Dar es dar y Mariposa Tecnicolor. 

Anoche fue la gran noche de Fito Páez y vimos su corazón brillante sobre el mic en una mano. 

Foto: Rodrigo Alonso

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