Les vecines de los barrios que lindan el enorme vertedero adonde van a parar las —aproximadamente— 160 toneladas de residuos que genera la ciudad de Bariloche cada día, vuelven a reclamar una vez más el cierre definitivo de lo que llaman "La Cordillera de la Basura".
Y es que a fines del 2022 los concejales de Juntos Somos Río Negro y de la oposición acordaron el traslado final del basural en 13 meses, luego de las constantes protestas de les habitantes que padecen los recurrentes incendios, el mal olor y están expuestos a la contaminación ambiental. No obstante, la alarma de les vecines se disparó tras la decisión del municipio de impulsar una licitación por tareas de mantenimiento en el vertedero, que discutió este miércoles el Concejo Deliberante en sesiones extraordinarias.
Aunque el Gobierno local señaló que esa licitación para crear una celda (una excavación recubierta con geomembrana que impide que se filtren los líquidos que desprende la materia orgánica al descomponerse) no posterga el cierre definitivo el vertedero, les pobladores temen que se demore, por lo que optaron por congregarse frente a la sede del legislativo para hacer ver que no tolerarían ninguna desprolijidad que desvíe el objetivo.
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En tanto, el proyecto de licitación no fue aprobado en el Consejo que, en cambio, lo envió para su tratamiento en comisión.
Tomas Guevara, investigador del Conicet y presidente de la Fundación Ambiente, Desarrollo y Hábitat Sustentables, dijo a Télam que a mediados del año pasado comenzaron las manifestaciones autoconvocadas para pedir el cierre definitivo del basural, cuyos incendios afectan a los más de 10 barrios aledaños, donde viven más de 25 mil personas.
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"El proyecto ingresó 36 horas antes, plagado de imprecisiones, omisiones, errores técnicos. En particular, la principal molestia está relacionada a que se habla de la posibilidad de realizar más de una celda, no se conocen las dimensiones, ni el tiempo previsto para su cierre definitivo", detalló Guevara.
Tal como se ve en el video de A24, las torres de basura llegan a alcanzar hasta 30 metros de altura.
A diferencia de otros sitios de disposición y tratamiento de residuos, los basurales a cielo abierto no contemplan medidas de seguridad mínimas, lo que lleva a que se alberguen todo tipo de residuos, incluso patogénicos y peligrosos. La amenaza de la contaminación ambiental repercute en la calidad de vida de todo el ecosistema, y los primeros perjudicados son les vecines. Se contamina el agua potable, las plantas, emiten sustancias tóxicas y generan enfermedades neurológicas, malformaciones congénitas, entre otras.
La iniciativa del cierre definitivo establece que el 4 de diciembre de 2023 el actual vertedero deberá estar cerrado para nuevos residuos y que en su reemplazo haya otro espacio de disposición final de carácter regional y fuera del tejido municipal. El Poder Ejecutivo deberá dar a conocer el nuevo lugar en 120 días, contados desde su sanción a fines del año pasado.
Tras años de manifestaciones sin cansancio, el 1° de diciembre pasado se votó por unanimidad esta ordenanza que adhiere a la ley provincial de gestión de residuos sólidos urbanos.
La postura de los vecinos es determinante: no aceptar ninguna propuesta que no contemple el cierre definitivo y el nuevo sitio de disposición final regional.
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