"Estoy cansada de vivir así, de salir a la calle con miedo, de no saber si voy a volver a mi casa sana y salva. Estoy cansada de levantarme todas las mañanas y encontrarme con una amenaza", así comenzó Melany Sparapani el crudo relato de su historia con Infonews.
Tiene sólo 19 años y por la situación que vive se está afectando su salud: "Me estoy enfermando por culpa de esta basura, de este psicópata. Hace unos meses que tengo problemas cardíacos. Paso noches y noches sin dormir porque me agarra taquicardia a raíz de esto".
Desde hace más de un año, Melany sufre un calvario en su vida. Una historia que comenzó habiendo conocido "la persona para mí", con el paso de los meses se fue oscureciendo. En su relación con Facundo Boragno se fue distanciando de su círculo íntimo: "Mi vida en esos meses era ir de la casa de él al colegio y del colegio a la casa de él. Me empezó a distanciar de mis amigas, diciéndome que eran mala influencia para mí, me empezó a distanciar de mi familia, diciéndome que me llenaban la cabeza", afirmó.
Como necesitaban plata para poder irse a vivir juntos trabajaban en el almacén de los padres de él. "Mientras nosotros vivíamos en la casa de ellos, nos habían ofrecido cocinar cosas dulces para el negocio y así juntarnos un poco de plata. Yo lo ayudaba todos los días cuando volvía del colegio pero no veía ni un peso, en esos meses jamás toque ni un billete de dos pesos. Si necesitaba algo se lo tenía que pedir y él lo iba a comprar".
Beatriz, la mamá de Melany, notaba que algo no andaba bien en la relación y que su hija no era la de siempre. Así fue que en una de las veces que Melany pudo ir a su casa se sentó con ella y la encaró para ver si pasaba algo: "Por miedo decidí callarme y decirle que no pasaba nada. Al no poder convencerla con lo que le respondí me propuso quedarme un fin de semana a dormir y dije que sí".
El momento más duro que tuvo que afrontar se dio cuando fue a buscar la ropa para quedarse ese fin de semana en la casa de sus padres. Salió del colegio, dos amigas la acompañaron a buscar la ropa y allí estaba Facundo, quien llorando le pedía que se quede, ella agarró su ropa y cuando se estaba yendo él la convence para hablar los dos solos. "Nos fuimos a una de las habitaciones de la casa, llorando me volvía a decir que no me vaya. Fueron los segundos más horribles de mi vida cuando encaro para la puerta e irme y él me agarra del brazo y me dice 'te dije que no te vayas', me tira contra la cama y me pega en el brazo".
Pese a estar shockeada por la situación, salió llorando del lugar y se fue. Se encontró con su mamá ese mismo día. Tras un viaje en silencio al llegar a su casa, y quizás por sentirse segura, contó lo que tanto tenía atragantado y costaba decir: "Me pegó".
A partir de ahí, llegó lo peor para Melany y su familia: las amenazas, la inacción del Estado, la desprotección de la policía, la lentitud de la Justicia, el sentirse vigilada en todo momento. "Cuando a él le llega la denuncia le agarró la locura. Desde ese día, recibo amenazas de muerte todos los días. Los papeles dicen 'te voy a matar, vas a volver a ser mía', me describe como estoy vestida tal día, sabe adónde voy, de donde vengo. Sabe si estoy enferma, sabe cuando voy a la facultad. Además, no sólo me amenaza a mí, también a mi familia y a mi entorno", denunció.
En sus amenazas incluye a otras personas para sentirse impune, dice conocer al ex jefe de la Policía Bonaerense Pablo Bressi, nombra a la madre abogada de su mejor amigo (que tiene cierto poder según sus escritos). "Me dejó cuchillos y velas en la puerta de mi casa. Me siguió del colegio hasta mi casa, a veces solo, a veces con el mejor amigo. En su auto, un 207 blanco. A veces sólo me seguía, otras veces me apuntaba con un arma o me decía 'te voy a matar'".
Melany tiene radicadas más de 30 denuncias en la justicia de La Matanza. Le dieron el perímetro por 200 metros "pero él viola la restricción todos los días y la policía no hace nada. Además tengo el botón antipático que tampoco sirve de nada". Al respecto detalló que "más de una vez toqué el botón porque él me estaba siguiendo y la policía aparecía a las dos horas, en esas dos horas podría haber pasado cualquier cosa". La policía debería pasar por el domicilio cada 15 minutos y ya no lo cumple, "de hecho ya ni pasan por casa", denunció.
Melany decidió contar su historia y compartirla en las redes porque no quiere sentir miedo al salir a la calle, no estar pendiente de si su ex la sigue o la acecha tanto a ella como a su familia. Sólo pide una respuesta de parte de quienes correspondan para poder volver a tener una vida normal. Una respuesta que lleva más de un año, 30 denuncias y 300 amenazas a cuesta.