Por Rocío Bao
El latido de La Bomba
Como cada lunes, La Bomba de Tiempo metió su magia en el clásico Konex y, con la promesa latente del estallido que hace vibrar a miles de personas, sostiene su estética para todos los gustos pero sobre todo, el agite popular.
13 de septiembre de 2023 - 17:36
Las crónicas de música no siempre le hacen justicia al sonido que atraviesa los cuerpos y hace temblar el piso, pero al menos, la letra puede buscar entrever lo que se filtró en las arterias de lxs espectadores.
La Bomba de Tiempo lleva casi dos décadas (más precisamente, 17 años) en la escena local y tuvo una avanzada internacional indiscutible. Mantiene una vigencia que ni el tiempo ni la crisis pudo frenar: es que la -buena- improvisación, no sólo es costumbre de sus escenarios, así como tampoco es menor el dato de que el valor de las entradas no pierde la esencia de lo popular.
Es el antilunes por excelencia, la ruptura de la rutina, incluso musical, porque nunca son ni hacen lo mismo más allá del sosteniemiento de una estética.
Y en la noche de esta semana, en ese evento que el Konex denomina Lunes Bomba, la magia volvió a sonar. En el primer intercambio de directores, Diego Sánchez empezó su dirección con un latido de corazón, que aumentó el volumen y que pareció una celebración a la vida. Ese intercambio de brazos abiertos con cientos de espectadores que gritaron y saltaron al son del latir fue, probablemente, uno de los momentos más elevados de la noche.
Y así, la banda de percusionistas que ya fue vista por más de 5 millones de personas en todo el mundo y que comenzó allá en los 2000 en un piso sin escenario ni tarima del Konex, donde cada lunes brindan de forma ininterrumpida sus shows, inauguró este 11 de septiembre la temporada de primavera con un potente espectáculo que tuvo como invitada a la gran referente del hip hop afrocubano La Dame Blanche.
Con una cruz colgada en su pecho y un rezo veloz que hizo mientras subía la escalera, la poderosa rapera metió rima y baile y prendió fuego a la multitud que se movía en el patio del Konex, en medio de un cruce de miradas y complicidad con una Bomba que la siguió en una impro jurada y mucho más que acertada.
Con dos horas exactas de show, La Bomba se despidió furiosa hasta el próximo lunes: ese día que por excelencia promete aburrimiento post fin de semana pero con un giro repentino y un baile mientras suena la banda, todo puede cambiar.