SOCIEDAD | opinión

La efervescencia del feminismo

En nuestros días estamos asistiendo a un cambio de paradigma que parece expandirse a lo largo de todo el mundo.

Foto Gustavo Pantano
Foto Gustavo Pantano

 

"Para hablar de la pedagogía de la crueldad hay que hablar de dos proyectos de mundo. Uno es el proyecto de las cosas, donde somos consumidores. El otro es el de los vínculos, el proyecto que produce comunidad", dice Rita Segato cuando explica la que supo nombrar pedagogía de la crueldad al entrelazar, o más bien, atar cabos entre patriarcado y capitalismo pudiendo aislar una dinámica de opresión.

Los proyectos de mundo son proyectos políticos que van en una y otra línea. No es por reforzar el binarismo pero al fin de cuentas lo que no entró en una urna entró en la otra, lo que no incluyó al pueblo lo dejó afuera, si en una foto son todos chongos, son todos chongos sin importar lo "compañeros". Los pibes comen o no comen y la famosa grieta no es una sola, sino que se multiplica como en terreno fértil al yuxtaponer privilegios de clase, género, etnia.

En nuestros días estamos asistiendo a un cambio de paradigma que parece expandirse a lo largo de todo el mundo. Desde Islandia hasta Río Negro (no es que aparecen, es que siempre estuvieron pero las invisibilizaban) mujeres, lesbianas, y travas ganan elecciones. Katrín Jakobsdóttir es Primera Ministra de Islandia desde 2017, en Chicago la tercer ciudad más grande de Estados Unidos acaba de asumir Lori Lightfoot, afroamericana y lesbiana, en Argentina y tras la herencia de 8 años de ejercicio de una ex mandataria cada vez más listas se acercan a la paridad y compiten candidatas por cargos a los cuales históricamente estuvieron negadas.

Es evidente que el proyecto bélico y de exclusión que representa no solo el neoliberalismo sino también el machismo nos resulta rancio, obsoleto. Aparece en escena la necesidad de nuevas discursividades, estéticas, políticas acompañadas de esperanzas pero ante todo de valores que den cuenta que esto se puede y se debe cambiar. De poner un freno a la hostilidad, la mentira y el abuso. De que recuperemos la confianza en la política porque es esa la única herramienta que garantiza un futuro con todes adentro. Hoy es nuestro tiempo.

Como una chispa que cae dentro de un bidón de gasolina, el sentido y la oportunidad histórica son nuestros aliados. La efervescencia del feminismo implica que evidentemente había tanto por decir que sucedió, pero no como un hecho aislado, puntual y explosivo sino como el continuo crepitar de aquello que ojalá sea el patriarcado. Para eso, quienes desde hace años nos dedicamos a la política y hacemos de ella un proyecto de vida propio y a la vez colectivo entendiendo siempre la necesidad y la urgencia de organizarnos territorial, económica, sindicalmente en una muestra contundente de que hay otro destino y otro proyecto posible.

Sin embargo, no pisamos el palito. La sombra de una derecha voraz nos ataca por izquierda o por derecha. Por coerción o apropiación, o nos matan baleadas por representar el verdadero "peligro" de redistribución de riqueza y denunciar abusos policiales como a Marielle Franco o se apropian de nuestras consignas y hablan de "la fuerza de las mujeres" pero luego les recortan la jubilación y mandan a reprimir jubiladas como Lospennato. La derecha es siempre crueldad, es siempre la política de las cosas para pocos por sobre el bienestar de muchos.

Mi proyecto político sin duda es el feminismo popular, como visión del mundo, como una contra-pedagogía de esta crueldad, como práctica y ejercicio de la sensibilidad en un sentido totalitario. Un proyecto de empatía pero sin ingenuidad, que sea consciente de su propia historia, privilegios y opresiones. Que sea también consciente de su potencia, con una propuesta y agenda política de nuestro tiempo. Citando a Susy Shock, "no queremos ser más esta humanidad", por eso creamos, criamos y creemos en otra humanidad: feminista, antirracista, igualitaria. Humanidad con justicia social.

No somos improvisadas, no aparecimos de la noche a la mañana para ponernos en la foto. Somos el subsuelo de la patria sublevado, el cimiento básico de la nación, el que sostiene todos los días las ollas y tareas invisibilizadas, las travestis revistas de dignidad, las tortas visibles, la marica orgullosa de no ser un varón, las pibas y lxs pibxs que generan todos los días nuevas respuestas a las viejas problemáticas. Somos ese pujante palpitar que sacude las entrañas de la ciudad y por eso decimos: Abran cancha, porque estamos construyendo el futuro que sí queremos. Oponiéndole a la mezquindad y arrogancia de la política machista la fuerza y empatía feminista.

La autora es legisladora porteña y Presidenta de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud.  



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