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Preservativo para vulvas: entre el derecho al goce y la salud sexual

Mientras en Argentina se empieza a escuchar el reclamo de personas con vulva por la creación y distribución de preservativos que trasciendan la utilización exclusiva para penes, un equipo de investigación transdisciplinar busca desarrollar un nuevo método que revolucionará el derecho al goce y la salud sexual integral. Con una mirada transfeminista, está integrado y apoyado por lesbianas, mujeres, bisexuales, masculinidades trans y personas no binarias.

@proyecto.preservativovulvas
@proyecto.preservativovulvas

Cuando se conversa sobre los métodos de protección en la salud sexual, estos son pensados desde el falocentrismo (la idea de que el ‘falo’ o pene es el elemento más importante en el sexo) y suelen centrarse en las prácticas penetrativas. Claro, para el sexo oral está el tradicional preservativo para penes, pero ¿qué pasa cuando no hay un pene o un dildo involucrados? ¿Cómo se tiene sexo seguro entre personas con vulva? Y principalmente, ¿qué opciones hay en el frotamiento entre vulvas?

Es a partir de estas preguntas que surge el Proyecto Preservativo para Vulvas (PPV), financiado por el programa “ImpaCT.AR Ciencia y Tecnología” y con el apoyo del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Este proyecto es llevado adelante por investigadoras y autoconvocades que participan activamente en la promoción de los derechos LGBTIQA+. Con una mirada transfeminista, está integrado y apoyado por lesbianas, mujeres, bisexuales, masculinidades trans y personas no binarias.

El objetivo del PPV es desarrollar un método que garantice el derecho al goce, que sea práctico y que cubra las zonas de la vulva y el ano para evitar las ITS (Infecciones de Transmisión Sexual). Y por supuesto, que sea de acceso gratuito y brindado por el sistema de salud.

El equipo investigó mediante redes sociales y encuestas de qué forma se protegen las personas vulvoportantes durante las relaciones sexuales. Las respuestas indicaron el uso de guantes de látex, ¡papel film!, condones para dedos y campos profilácticos (conocidos como “campos de látex”, aunque los hay de varios materiales).

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Lo más recomendado por ginecólogues es la lámina que se recorta del condón para penes, que actúa como barrera entre la piel y la boca o genitales. Sin embargo, esta práctica tiene un grave problema: resulta incómoda, es bastante deserotizante, (la persona debe sostener la lámina todo el tiempo con las manos), y es hasta ineficaz, debido al escape de los fluidos vaginales por los bordes. En el caso de frotamiento entre genitales, se corre fácilmente por la fricción. Además, les encuestades aseguraron sentirse desconectades del cuerpo de la otra persona, y muches dijeron no usar nada para el sexo oral.

Morena Pereira, artista feminista y activista por los derechos de las personas con discapacidad visual, opina acerca de la necesidad de un nuevo preservativo: “Sería una forma de cuidado femenino en el que no tenga que depender de que le otre use preservativo, y así asegurarme de no contraer alguna ITS y no quedar embarazada. Para mí es importante la autonomía, el autocuidado, el hecho de hacer propia la decisión de cuidarme”.

¿Cómo puede ser este preservativo?

Puesto que en ningún lugar del mundo hay profilácticos diseñados para proteger vulvas, el equipo del PPV se enfrenta al gran desafío de crear un producto casi desde cero. Entre las sugerencias de varies participantes acerca de cómo podría ser materializado este preservativo, algunos comentarios afirmaron que debería tener “forma de toallita higiénica”, en tanto que otros sugirieron que podría ser algo similar a “una bombacha” o “una tanga de látex”.

Con estos testimonios en mente, actualmente se está trabajando con la prueba de distintos materiales para garantizar que, además de su efectividad, la sensibilidad no disminuya en el disfrute.

Lo que esto deja en claro, es que las opciones disponibles por el momento no son suficientes. Ana Laura Chalela, profesora de Lengua y Literatura en dos escuelas de CABA, fue miembra del equipo de ESI en ambas instituciones. Cuenta que “cuando hablamos del campo de látex en los talleres, les chiques empiezan con ‘Qué paja armarlo...’, ‘Ay, ¿de verdad tengo que hacer esto?’.

Para Ana los comentarios de sus alumnes son naturalmente comprensibles, dado que, argumenta: “Realmente la vulva fue invisibilizada por muchísimo tiempo, las personas no sabían lo que era el clítoris, y aún hoy no saben qué es, y este proyecto me parece fundamental no solo para visibilizarlo, sino para sacar tabús acerca de la sexualidad, que es algo que veo mucho. Mis alumnes también tienen muchas dudas respecto a cómo cogen dos mujeres si no hay penetración, entonces todavía prevalece el falocentrismo”.

Este desconocimiento de las formas de vincularse sexualmente en otras orientaciones sexuales tiene que ver también con presunción de la heterosexualidad, o heteronorma, cada vez menos presente (por fortuna) en todos los ámbitos sociales. En el ámbito médico, por ejemplo, cuando las pacientes cisgénero aclaran a sus ginecólogas que mantienen relaciones con personas con vulva, ni siquiera les preguntan si se cuidan de algún modo de las ITS, y ni hablar de brindarles asesoramiento. Situaciones similares viven las personas trans: de acuerdo con una investigación realizada por Fundación Huésped y ATTTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros), 7 de cada 10 masculinidades trans e identidades no binaries vivieron situaciones de discriminación relacionados con su identidad de género en los servicios de salud. Es por este motivo que muches dejaron de asistir.

En este sentido, el PPV tiene también como eje central la capacitación de todos los ámbitos sociales que así lo requieran, para lograr difundir la importancia de su creación y su implementación una vez desarrollado.

Respecto a lo último mencionado, Ana Laura añade: “Participé de una investigación sobre la aceptabilidad del preservativo interno/vaginal en 2021, pero aun así era centrado en el preservativo para la penetración. Y una chica que participó tenía como pareja a una chica trans, y contó que cuando se ponía el condón sentía como que perdía feminidad. Entonces para ella, que su pareja cis usara el preservativo esta vez, fue liberador. Que exista un preservativo para vulva, y que llegue a quien lo necesite, va a dar el derecho al placer que deberíamos tener todes. Hay tantas campañas sobre la prevención de la VIH, sífilis y otras ITS, que siempre giran alrededor del preservativo. Pero ¿y qué pasa con las vulvas? También tenemos que tener un método de cuidado que se distribuya de manera gratuita, además de ser comercializado”.



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