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Fulanas, la importancia de encontrar una manera de decir las cosas

Silvina Cañoni, Rosario Palma y Cecilia Picaroni están presentando "Al filo del cumbión", un disco que llega tras 20 años de trayectoria, varias crisis y una pandemia que sacudió al mundo. Cuando algunas cosas cambian otras se hacen cada vez más fuertes para resistir y de eso charlamos con el trío antes de su show en CABA.

“Cómo te quiero, ¡ay corazón!, bailando al filo de este cumbión”. El corazón es latinoamericano. Y el cumbión, también. Las voces de unas Fulanas que llegan desde La Plata nos atrapan y el tiempo parece suspenderse.

El eje de Fulanas siempre fue la selección del repertorio y una determinada sonoridad. Una sonoridad determina los instrumentos que usamos, que son muy variados: muchas cuerdas, acordeón, piano, mucha percusión y las tres cantantes. Si bien las diferentes formaciones que hemos tenido pudieron haber cambiado la sonoridad, la estética es una. Creo que encontramos una manera de decir que nos une siempre en Fulanas. Y, después, con mucha convicción en la selección del repertorio de lo que queremos hacer. Las temáticas traen una geografía, una comida, una canción de amor o desamor, una cuestión social que nos inquieta”, relata Cecilia Picaroni, una de las integrantes fundadoras de Fulanas trío.

El grupo que hoy le abre las puertas a Infonews en una entrevista especial nació en La Plata, allá por el año 2001, antes de aquel diciembre fatídico. Los años pasaron y en plena pandemia celebraron sus veinte años de trayectoria, viendo cómo algunas cosas mutaron mientras otras se mantuvieron intactas.

Puertas adentro Fulanas tuvo cambios en las formaciones: una de las músicas que transitó los primeros años se fue, luego vino un tiempo de cuarteto y ahora volvieron a ser un trío. El contexto cambió, claro, porque pasaron dos décadas y, entre otras cosas, los feminismos forjaron un nuevo camino pero también los cambios tecnológicos impactaron en la industria musical. Y todo ello, todo completo, es algo que analizan las fulanas.

Silvina Cañoni, quien también es una de las fundadoras, plantea que “el año 2001 fue intenso pero teníamos muchas ganas de iniciar una banda con sonidos de Latinoamérica, con una formación instrumental diversa de timbres, siempre buscando”. Y reconoce que si bien la formación fue cambiando, la continuidad del trabajo generó una estabilidad muy valiosa. ¿Y qué hicieron en todos esos años? ¿Acaso las Fulanas se quedaron quietas? Claro que, no! Se movieron y las visitas a distintas ciudades fortaleció a la propuesta musical. “Los viajes alimentan muchísimo al proyecto por el intercambio que se da con otros músicos, con otras músicas, el conocer otras culturas. Todo eso te hace sumergir en un contexto que, permanentemente, te hace crecer”, sostiene.

A las palabras de Cecilia y Silvina se suma Rosario Palma, la tercera integrante, quien celebra las victorias de los feminismos: “Estamos viendo un resurgimiento, una mayor visibilidad de bandas donde hay mujeres, disidencias. De repente, ahora en el mainstream, aparecen incluso artistas trans. Personalmente, yo, Rosana, lo considero una gran alegría y en un punto una victoria de algunas personas que durante mucho tiempo estuvieron por fuera ahora empiecen a un piso de igualdad, aunque sea muy incipiente”.

“Fulanas aparece en el año 2001 y tampoco es que en ese momento existía la visibilización y me parece que en todos estos años si tenemos que pensar y mirar al costado, para nosotras es una gran alegría tener muchas propuestas con las cuales compartir el escenario y con quienes sentirse más hermanadas. Un espacio que siempre fue muy expulsivo para las mujeres y no por no poder participar sino, justamente, por no poder trabajar de eso”, agrega Rosana, una de las voces del grupo y la encargada del acordeón a piano.

Decíamos que la tecnología fue modificando a la industria, como a todas las industrias, y el análisis que hace Cecilia sobre esto es significativo para comprender a los grupos independientes, esos que no están con un sello gigante detrás y una productora que las lleva por festivales internacionales. “Donde más vemos el impacto es en las producciones discográficas. Nosotras ahora estamos con un disco nuevo, que es Al filo del cumbión, donde fue una charla importante de decir si hacemos o no al disco físico. Eso impacta, también, a la vida musical de cada grupo. Y apostamos a hacer el disco físico pero la realidad es que el disco físico está teniendo menos salida que las escuchas por plataformas. Y me parece que hay una ganancia y una gran pérdida. Eso es un impacto”.


La economía real, la diaria, la que hace cualquiera en su hogar es la que les cambia a los grupos autogestivos cuando el soporte de la música varía “porque la venta del disco para el músico es algo mucho más directo, depende igual si estás con una discográfica o no, con todas las enormes variables que hay, pero en el caso nuestro: grupo independiente con producción independiente, el fluir del disco, el desarrollo del disco es todavía una vuelta importante para nosotras en lo económico porque nos permite volver a hacer discos o apostar a otra producción; y lo que es por internet el ingreso es menor”, aclara Cecilia.

De todas formas, la cantante agrega: “Eso por un lado: lo económico. Pero lo que es redes e internet nos dan una oportunidad gigante, mundial, donde no sabemos dónde se escucha la música de uno, pero a la vez se pierden cosas importantes como es la unidad del disco, por qué uno elige un orden en ese disco… hoy cada escucha saltea todo y se pierde esa unidad conceptual. Entonces, en esos grandes cambios industriales, hay beneficios y hay pérdidas. Pero es muy interesante analizar y, además, hay que ir con lo que va sucediendo, tomando decisiones”.

Y ahí está: el desafío de lo independiente es como un surfer frente a una ola gigante. Sobrevivir a ello y hacerlo bonito, sin perder la elegancia que nos gusta mantener. Pero, claro, hacerlo manteniendo cierto ritmo. ¿Y cuál es el ritmo de la industria musical actual? Los lanzamientos de Spotify y lo que exige el algoritmo.

“Los tiempos también van cambiando porque en otro tiempo era armar el repertorio para un disco, grabarlo… y ahora lo que se está viviendo es una dinámica completamente distinta: a veces se van subiendo temas de a uno y después se les da la unidad, aunque mayormente esos discos la tienen pero la necesidad de que eso sea inmediato y de mantener constantemente la actividad en las redes y plataformas hace que los temas se tengan que ir subiendo de a uno, recién cuando se suben todos los temas se conoce el disco y es otra manera de trabajar, complemente distinta y en la que tenés que estar permanentemente haciendo de todo: los temas, los arreglos, subiendo, grabando, saliendo a tocar”, sostiene Rosana.

Con cambios de contexto, de la industria, los soportes, los nuevos planes de marketing y las viejas recetas efectivas del Do It Yourself, las victorias de un cupo femenino que lucha no solo por tener más mujeres arriba del escenario sino en roles protagónicos y toda esa reivindicación para artistas, como Fulanas, que siempre fueron fieles a lo que querían hacer estéticamente más allá de las recetas mágicas impuestas, está el hoy.

¿Y qué hace fuertes a estas tres mujeres que dan clases en la Universidad de La Plata y dejan todo arriba de un escenario cada vez que se suben? La voz, la palabra. Qué dicen y cómo lo dicen.

Las búsquedas en las formas de decir, al haber más diversidades, abre mundos, abre munditos. Eso está buenísimo que como artista uno vaya transitando distintas búsquedas, elecciones, en autores en autoras, que nos gusta la voz que compuso: quién compuso esa canción, autor/autora, y después transformarla con nuestra mirada desde donde a nosotras nos parezca pero tratando de mantener la esencia. Esas músicas populares que pertenecen a nuestro repertorio, que algunas son folklore y otras canciones”, explica Silvina.

Mientras que, por su parte, Rosana dice: “Algo que tratamos siempre es de irnos equilibrando. Hay algunas canciones que quedaron con las improntas de cada una. La Jardinera es una canción que canta Cecilia y nosotras acompañamos. Pero tratamos que esa voz principal vaya rotando o vaya cambiando de carácter. También tratamos de no siempre ubicarnos en los mismos lugares sino hacemos eso dinámico y que una cuestión de registro no sea limitante, que gane más lo interpretativo. Elegimos por textura, rugosidad, por cómo nos gusta. Y eso es todo un trabajo de pensar la voz desde el aspecto interpretativo más allá del registro, más allá de la técnica”.

Nunca nos fijamos mucho en lo que el otro podía esperar de uno. Hacíamos lo que queríamos y no estábamos pendientes de lo que podía pasar. Había pocos grupos que tocaran percusión, pero no nos importaba mucho y siempre fue así”, sentencia Cecilia. Y ahí es donde se paran las Fulanas.


¿Dónde y cuándo verlas en vivo?

Este viernes 12 de agosto a las 21.30 en el Teatro “El Alambique” (Griveo 2350, CABA). Entradas disponibles en Alternativa Teatral. Tocarán Sobre el disco “Al filo del cumbión”, un disco busca difundir la poética y la música latinoamericana.

En este nuevo trabajo, Fulanas, inicia la lista de canciones con un cumbión de Nora Benaglia; luego aparece una bellísima canción de Mamerto Menapache y Juan Carlos Maddio, referente de la música de la llanura pampeana y oriundo de Azul, ciudad de la cual es también originaria Cecilia Picaroni.

Desde Uruguay aparece “Alquimia”, una canción de “Pitufo” Lombardo; de Cuba dos rumbas de Kelvis Ochoa y Luis Barbería; y desde México aparece “Zapata se queda”, de Lila Down y Paul Cohen. El disco cierra con la “Canción del jardinero”, de María Elena Walsh.

También aparece “La guitarra”, de Yupanqui y León Gieco, para dar un broche de oro intergeneracional de la poética y la música latinoamericana. Esta última canción se acompaña de una producción audiovisual que se puede ver a través del canal de Youtube de Fulanas Trío, el cual se realizó con el apoyo PAR (becas otorgadas por la UNLP). El disco tiene como invitada a Nora Benaglia, cantautora platense radicada en Jujuy, quien puso su voz en “El Papelito”.

 

 

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